APCS por Alfredo Bracaccini. Nota de opinión: El día después
Los teatros independientes, frente a su mayor desafío.
Recuperar el espíritu solidario y grupal que supo tener, y elaborar estrategias en conjunto, que apunten a fortalecer
la cultura popular
La nueva realidad que nos afecta, condiciona cualquier comentario o recomendación sobre toda actividad teatral, en un futuro cercano.
El no saber con certeza el nuevo escenario que esta tremenda pandemianos dejará, produce una tremenda incertidumbre, que paraliza toda reacción.
El teatro independiente, como actividad cultural social, sigue siendo una delas expresiones más significativas de la cultura popular.
Una Cultura Popular que viene siendo atacada de diversas maneras por políticas que condicionan y debilitan su desarrollo, en forma continua y sistemática
Creemos que la autogestión y la solidaridad, serán herramientas fundamentales a la hora de intentar recuperar una actividad cultural que ya estaba golpeada, aún antes de esta peste que ataca a todos por igual.
El grado de debilitación que esta Pandemia provoca en la cultura alternativa, hace que sea urgente pergeñar estrategias para hacerla sobrevivir
Pero sólo con buenas intenciones, será difícil afrontar la nueva realidad que se avecina.
Hay que consensuar ideas, compartir criterios y generar propuestas.
Es hora de ponerse en acción.
El Coranvirus cambió las reglas del juego y de alguna forma, reflotó actitudes absolutamente contrapuestas en la sociedad.
Por un lado, afloraron las miserias de muchos personajes sospechados de carecer de principios y que la peste terminó de confirmar las sospechas.
Se esperaban reacciones en figuras del ambiente, que nunca aparecieron, tal vez porque sus realidades no padecen de mayores inconvenientes, más allá del confinamiento a la pueden estar expuestos.
Y por otro lado, afloró la típica solidaridad argentina.
En el ambiente artístico independiente, no fue la excepción.
Surgieron varias propuestas, todas con las mejores intenciones, aunque no siempre con el mismo resultado.
Hubieron propuestas de peticionar más subsidios al gobierno (con los consabidos tiempos burocráticos incluídos), pedido de aportes en efectivo en diferentes cuentas de Bancos, funciones por steaming a beneficio, asistencia
directa a allegados y muchas otras ideas, algunas demasiado complicadas de implementar.
Artistas Asociados, se convirtió en un colectivo solidario que, con aportes de muchas personas, tanto en efectivo como en alimentos y ropa, asiste semanalmente a más de 300 familias en situación de carenciados.
Este grupo, con Fabián Mosquito Sancineto a la cabeza, junto a muchos otros compañeros, han implementado una organización, con una logística impecable, que distribuye alimentos y ropa para los artistas necesitados.
En esta demostración de solidaridad y organización, se han sumado salas, teatros y centros culturales, para el acopio y distribución en las diferentes zonas, tanto de Capital como de Gran Buenos Aires.
Demostrando que la eficiencia en las propuestas y proyectos, los hace posibles y efectivos.
No es sólo buena voluntad.
Esta y otras encomiables propuestas son un paliativo para el tremendo momento que atraviesan artistas sin trabajo y con un negro panorama por delante.
En los momentos de crisis, hay que buscar soluciones rápidamente.
Tienen que ser efectivas y concretas.
Y dejar para más adelante los discursos y evaluaciones.
Pero sin dejar de buscar las verdaderas causas que procrean, como conejos en celo, las crisis permanentes que nuestro mundo cultural independiente, padece.
Cuando llegó la peste, el teatro y la cultura independiente, ya navegaba en aguas turbulentas, con diagnóstico de naufragio.
Tal vez veladamente, se sabía pero no se hacía demasiado.
Muchos sostenían que el otorgamiento de más subsidios era la única solución.
Subsidios ganados por derecho hace veinte años, pero que sistemáticamente, fueron usados políticamente para condicionar y controlar la actividad.
Con los exorbitantes aumentos de los servicios básicos, los montos de los subsidios otorgados, apenas alcanzan para cubrir, en parte, este desfasaje.
Los años del anterior gobierno, fueron nefastos para Teatros independientes, clubes de barrio y centros culturales.
Fue como si se hubiera diseñado una macabra estrategia para liquidar a la Cultura Popular.
Cerraron muchos espacios.
Otros difícilmente sobrevivan.
Y con la muerte de estos espacios, nuestra cultura popular reciente, ingresa a terapia intensiva.
La maldita pandemia puso blanco sobre negro.
Frente a la necesidad acuciante, se reaccionó con acciones eficaces y demostró, claramente lo solidaria que es nuestra gente.
Está claro que la autogestión fue el principio que hizo posible instrumentar en tiempo récord, un plan, con una estrategia y un objetivo claro.
Y con el valor destacable de lo solidario, de pensar en el otro, dejando de lado egos y apostando a formar equipos de trabajo, que logren plasmar en la práctica, lo ideado.
Por eso es fundamental que el artista aprenda a autogestionar sus proyectos, para no depender de tramitaciones kafkianas que ablandan muchos temperamentos y subordinan su libertad creativa.
Hay que demoler el paradigma del asistencialismo como único recurso de sobrevida, ya que el maravilloso mundo de la cultura alternativa, tiene las herramientas y los intérpretes para resistir, sin entregar las banderas.
Que son muchas y distintas, pero que las une el sentimiento de saber que las utopías no murieron, que sólo se tomaron un descanso.
No se sabe con exactitud cuál será el escenario que nos espera ni cómo será la escenografía en la post pandemia.
Lo que sí sabemos, es que todos seremos, más que nunca, protagonistas de una historia trascendente.
La de cada uno.
La nuestra.
La de todos.