La frase de la estafa: Con Cristina no alcanza, sin Cristina no se puede

APCS por Tomás Pérez Bodria. La frase de la estafa: Con Cristina no alcanza, sin Cristina no se puede

El título de este artículo, contrariamente a lo que pueda suponerse a primera vista, no se condice con el sentido que le dieron sus creadores en el año 2019. Hace alusión al plan pergeñado fronteras afuera y sus lacayos locales para anclar a la Argentina y relegarla a a una permanente condición colonial. Con Cristina doblegada sin más, seguramente el plan no cuadraba. Pero sin doblegar a Cristina el plan ni siquiera podía dar inicio. La famosa frase la profirieron los ex socios políticos de Macri, Felipe Solá y Alberto Fernández, pretendiendo con ello la necesidad de diluir la preeminencia política de Cristina en un frente electoral abierto a fuerzas reaccionarias para derrotar a Macri lo que, a todas luces, carecía de todo sustento real. Era por entonces evidente que, tras la devastación que el gobierno macrista produjo, la victoria de Cristina Kirchner como candidata presidencial estaba asegurada en las elecciones presidenciales del año 2019. Puede que tal afirmación resulte contrafáctica pero, de hecho, es lógicamene irrefutable. De no haber sido así, mal puede explicarse el triunfo electoral obtenido pese a que se mantuvo ella en la fórmula, más aún quedando relegada a un segundo lugar y con un por entonces ya impresentable como Alberto Fernández encabezándola.

El imperio norteamericana, en franca declinación geopolítica, requería valerse tanto del peso regional del país para obstruir allí la presencia china y la «desconexión» de la globalización neoliberral, cuanto de hacerse de sus recursos naturales, mantener el control del paso del Atlántico Sur con el Pacífico y su preeminencia en el Tratado Antártico pronto a vencer. Es decir necesitaba perpetuar el modelo macrista, cuya derrota sabía inevitable

Para ello, así como requirió de un dirigente de perfil netamente peronista, como el que tenía Menem en 1989, para apropiarse de todas las empresas del Estado y consolidar el modelo neoliberal, extractivista y financiarizado en el marco del consenso de Washington tras el ocaso alfonsinista, para consolidar el modelo macrista, de similar cuño, sin generar reacción popular, en 2019 demandó el imperio la neutralización de Cristina Fernández de Kirchner, dueña indiscutida de un muy mayoritario apoyo popular y perfil igualmente peronista.

Sin duda echaron mano para ello a una extorsión lo suficientemente fuerte para que Cristina ceda y admita asumir un rol en ese plan. La encontraron en la acuciante situación de salud y judicial de su hija Florencia, que había sufrido varios intentos de suicidio en Cuba, sin poder regresar al país, puesto que si lo hacía un juez de insólitas dimensiones delincuenciales, como lo fue Claudio Bonadío, ordenaría su detención inmediata. Y Cristina cedió. Acordó con la embajada y Clarín, cuyos voceros más connotados, Sergio Massa y Alberto Fernández, tenían reservados papeles descollantes en ese plan. Lo hizo sin duda para proteger a su hija. Ella lo reconoció implícitamente el 20 de diciembre de 2021 cuando compartió una cena con artistas y periodistas en Pilar, diciendo: «en 2019 actué más como madre que como dirigente». Creo firmemente que ese fue el detonante de la decisión de Cristina, puesto que si no fuere así, esta gran dirigente nacional y popular, merecería un juicio de valor lapidario y para nada acorde a sus antecedentes políticos como dirigente popular. Y, si bien su decisión puede aparecer imperdonable como dirigente política, luce totalmente comprensible desde el punto de vista humano.

Evidentemente sin Cristina la embajada y Clarín no podían. Y con Cristina sola tampoco porque ella no aceptaría ser la cara visible de la consolidación del modelo macrista. Ese objetivo lo aseguraron con la compañía de dos consumados cipayos: Alberto Fernández, en quien depositó el manejo de las riendas del Estado y Sergio Massa, a quien encomendó la conducción de la cámara de diputados y más tarde, nada menos, que una especie de suma del poder a través del ministerio de economá, con la precisa misión de cumplir y sobrecumplir el plan del FMI, que es el del departamento de Estado.

Esos son los hechos objetivos que están a la vista de quien rechace mantener una venda en sus ojos. Esa supuesta «genialidad política» de Cristina posibilitó ascender al gobierno nacional a quienes, más allá de lo discursivo, en todo momento tuvieron en mira la legitimación de la criminal deuda externa generada por el macrismo, tanto con los acreedores privados como con el FMI. A tal punto llegó la maniobra que, incluso, la de este nefasto organismo de dominación colonial fue convalidada por ver primera por la propia Cristina, cuando en setiembre de 2021 ordenó cancelar con DEG (derechos especiales de giro que se suponían destinados a paliar las consecuencias de la pandemia) los vencimientos de intereses por cuatro mil millones de dólares correspondientes a los meses de octubre y diciembre de ese año (dos cuotas de dos mil millones cada una). Ello sin que medie la prometida investigación para que esa deuda sea pagada por quienes se beneficiaron con ella, fugando del país la totalidad del préstamo.

Así es que durante casi cuatro años, primero mediante la instrumentación del ministro Guzmán y ahora con la de Sergio Massa, el modelo de dependencia potenciado por el macrismo a partir del 10 de diciembre de 2015, no sólo se mantuvo sino que fue profundizado. Y en tal sentido ni la pandemia ni la guerra de Ucrania sirven de justificativo alguno, puesto que durante el transcurso de ambas no se empobrecieron la totalidad de los habitantes y empresas del país, sino que una minoría tan chica como poderosa, redobló su riqueza.

Hoy los índices de inflación, de aumento de la pobreza y de la indigencia, son superiores a los vigentes durante el tenebroso período macrista. Y el modelo extractivista, agro-minero exportador y ultra financiarizado, ha sido robustecido. Los espacios de soberanía nacional se han empequeñecido y la participación de los trabajadores en el PBI, que alcanzó el 52 la finalizar su mandato Cristina, hoy roza los 35 puntos, siendo los salarios en dólares los más bajos de la región. La transferencia de recursos desde los sectores de ingresos medios y trabajadores hacia los grandes empresarios orilla los 89.000 millones de dólares desde el año 2016 a la fecha. El país creció tras la pandemia y la desocupación, pero más aún crecieron la pobreza y la indigencia. La pobreza alcanza incluso a los trabajadores formales, por lo cual la baja del desempleo sólo esconde el abaratamiento de una mano de obra en pos de una enorme acumulación de riqueza de los sectores concentrados de la economía.

La necesidad de acumular reservas en el Banco Central, no para sustentar un modelo de crecimiento industrial y de progresión redistributiva sino para cumplir con el acuerdo con el FMI que legalizó el gobierno del FDT, no impidió que el extraordinario superhábit comercial logrado durante los años 2020 al 2022 de más de 33.000 millones de dólares, se fugara íntegramente del país.

En síntesis, las promesas electorales que hizo el FDT para lograr el favor popular en el 2019 constituyeron un monumental engaño a todo el pueblo argentino. La deuda externa tomada por el macrismo, denunciada por el mismo gobierno como el mayor fraude registrado en la historia contra el Estado Nacional no se investigó y, sin embargo, se la reconoció, comenzó a pagar y mediante la toma de un nuevo empréstito legitimado -no sin irregularidades- por el Congreso Nacional, se la consolidó, y con ella, la sumisión de nuestra Patria a la condición de colonia.

El pueblo argentino, cuya lucidez y patriotismo supera por muchos cuerpos a los de la mayor parte de su clase dirigente, castigó semejante traición del gobierno en las elecciones del año 2021, dejando de votar al FDT alrededor de cuatro millones de compatriotas que en 2019 le habían depositado su voto de confianza.

En este 2023 el pueblo es nuevamente convocado a elegir su presidente y demás autoridades. El gobierno del FDT no sólo no reaccionó al mensaje popular emitido en el cuarto oscuro en 2021, sino que ha profundizado las razones que lo motivaron. Prescindiendo de brindar detalladas explicaciones que excederían este comentario, no cabe duda que fortaleció el modelo de dependencia mediante una plena sujeción a los intereses geopolíticos y económicos de EE.UU. Muy al contrario de cuanto se va configurando en el resto de la región, el país se encuentra alieneado con dicha potencia y sometido a sus intereses. Lo acompaña en sus votaciones para sancionar a Rusia por la guerra con Ucrania, posterga indefinidamente las inversiones chinas en el país y se presta con entusiasmo a ejercer el rol de mero abastecedor de materias primas baratas.

Y el castigo a las grandes mayorías populares, explotadas mediante salarios que nunca alcanzan a la inflación, estigmatizados muchos de ellos que debatiéndose contra la pobreza en trabajos informales, son llamándolos «planeros», sufren hasta el levantamientod el secreto fiscal para excusar así la quita de los subsidios que reciben, respondiendo a las exigencias del FMI, medida que se contrapone fieramente con las que favorecen a los más ricos. El gobierno, bajo la dirección tácita pero indiscutible de su ministro de economía y reconocido hombre de la Embajada -apoyado por toda la cúpula del FDT-, realiza una y otra vez devaluaciones de provecho sectorial para los más poderoso -dólar soja, dólar tecno, dólar agro, etc., etc.- favoreciéndolos mediante el reconocimiento de un dólar mucho más alto, a costa del quebranto del erario público, al mismo tiempo que entrega dólares a los sectores importadores al precio oficial. Ajuste, ajuste y más ajuste del cinturón para los trabajadores y amplios sectores de la clase media. Y cada vez más riqueza acumulada sólo por los sectores más concentrados de la economía.

Entonces la pregunta es: ¿qué debe hacer la militancia y la dirigencia del movimiento nacional y popular ante esta cruda realidad?. En mi opinión y sin pretensión alguna de tener la verdad revelada, la obligación de la hora es enfrentar el modelo colonial en curso. Y eso supone pararse decididamente contra el gobierno del FDT que lo lleva adelante, tanto como contra las fuerzas opositoras de derecha que lo comparten.

Participar en las PASO dentro del FDT no sólo es ineficaz para enfrentar el modelo y abandonarlo sino que, ante la inocultable evidencia de la entrega, hacerlo importa complicidad. Con tal proceder sólo sólo se logrará legitimar, ahora desde la misma dirigencia que no participa directamente del gobierno, el rumbo que se pretende cuestionar.

Por el contrario la conformación de un Frente de Liberación Nacional amplio, patriótico y popular, no hace mucho propuesto por un dirigente de la talla política y patriótica de Julio De Vido, se condice plenamente con el mandato de la hora. Frente que integrado por la mayor cantidad de fuerzas políticas, gremiales y sociales, hoy decepcionadas pero íntegras, inicie la impostergable resistencia, se organice sin desdeñar la batalla electoral desde fuera del FDT y se movilice en las calles hasta convertirse en la nueva carnadura del movimiento nacional y popular. Una fuerza de tal envergadura que resulte digna sucesora de las luchas históricas dadas en pos de la concreción de una patria, justa, libre soberana, lationamericanista y con sus hijos orgullosos de pertenecerle y sostenerla.

Todo lo tenemos dado para ello. Un pueblo que ha brindado muestras numerosas de su afan por protagonizar de su historia; los bienes naturales con que la naturaleza ha favorecido a la Patria; la ostensible declinación geopolítica del imperio que nos domina; las luchas por su liberación que exitosamente vienen concretando los pueblos hermanos de la región, llamada a unirse rápidamente bajo las banderas de la liberación y el bienestar, para poder sentarse en igualdad de condiciones en la nueva mesa servida del multilateralismo geopolítico. Y tenemos también dirigentes que no se han doblegado, incluso so pena de ir a parar con sus huesos a la cárcel, como Julio De Vido o Amado Boudou. Y otros que, como Alicia Castro, han dado muestra sobrada de renunciar a los honores para poder mantener en pie las banderas que guian su patriótica lucha. O compañeros como Gabriel Mariotto, que no se cansa de exigir desde que se exhibieron las primeras muestras de la claudicación, un urgente cambio de rumbo. Y tantos otros compañeros y compañeras a quienes nunca intimidó una relación de fuerzas desfavorable porque siempre supieron que la más poderosa es la de un pueblo con ansias de adueñarse de su destino.

Y, en definitiva, son miles y millones los argentinos que están anciosos por recuperar el respeto que se le viene faltando a su condición de argentinos y de patriotas.

A ponerse las pilas compañeros y compañeras, sin dejarnos abrumar por las premuras electorales. La que nos requiere es la Patria y contra el modelo de entrega debemos emprender la acción. En todos los terrenos, que podemos perder una batalla pero nunca abandonar la guerra porque hoy más que nunca y, sobre todo por la deslegitimación política de la fuerza que se suponía representativa del movimiento nacional y popular, la vieja disyuntiva ha cobrado la mayor actualidad y ella no es otra que la de «Liberación o dependencia»

Tomás Pérez Bodria
Pilar, 5 de marzo de 2023

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