APCS por Jorge Colmán. La policía militante de Rodríguez Larreta
La ciudad fue tomada por Juntos por el Cambio y es desde allí es donde se desarrolló una forma de gobernar que partidiza todos los estamentos del Estado, para lo cual fue fundamental disciplinar y formar cuadros políticos en la policía de la ciudad.
La justicia con jueces amigos y absolutamente parciales, negocios inmobiliarios por doquier y un modelo de estado espía y represor, digno de la dictadura cívico militar, sirvieron para sostener la política corrupta de Macri y Rodríguez Larreta.
Desde el Ministerio de Educación se desarrolló las escuchas para espiar a propios y extraños que luego se trasladó a la Nación donde se operó junto a periodistas mercenarios y sumando luego jueces hasta controlar y corromper a Comodoro Py y la Corte Suprema. El arma perfeccionada se llamó Lawfare y desde allí se persiguió a dirigentes opositores y sociales que no quisieron pactar o ser cómplices con el Macrismo.
Para todo esto fue necesaria una policía que sea algo más que cómplice, necesitaban que la policía fuera militante y respondiera órdenes sin cuestionar a sus jefes partidarios. En sus inicios la policía federal pasada a la ciudad sufrió por los ascensos, malos tratos y tuvo que ser formada de acuerdo a las necesidades políticas de Mauricio Macri y luego Rodriguez Larreta.
Ya en la calle mostró su faceta militante y represora dando palo a trabajadores médicos, docentes y ciudadanos en situación de calle. Pero paralelamente también comenzaron a hacer inteligencia y hasta iniciaron a muchos de ellos en la cibermilitancia, donde se los ven prepotentes replicando todo el discurso del “sentido común”, que desde Clarin, La Nación e Infobae publican en las redes sociales.
El pretexto de que las manifestaciones, en el coqueto barrio de Recoleta, comenzaron hace unos días es una mentira, y tampoco fueron los peronistas y kirchneristas los que “molestaban” con su presencia años antes. Fueron los sectores de la derecha adicta al macrismo las que, con cacerola en mano y carteles, insultaban y escarchaban a Cristina Fernández sin que la policía saliera a poner límites a la agresión.
Nuevamente como en la dictadura cívico militar los militantes son filmados desde arriba y abajo, son infiltrados con policía de civil y hasta siembran elementos para que se produzca la ira colectiva. Las vallas que intentaron separar a Cristina de su pueblo fueron una provocación absurda para un electorado porteño que no le gustan que se afeen sus calles con la presencia popular. Los medios corporativos hicieron el resto, mostrando a “vecinos” enojados.
Pero es en esta marcha donde se puso a flor de piel a los policías militantes. Los comentarios incluso fueron registraron por ellos mismos con sus celulares. Impidieron al hijo de la VicePresidenta, el Diputado Nacional Máximo Kirchner visitar a su madre, con qué excusa? Protegerla de su propio hijo? o fue dar un mensaje a la sociedad de que la ciudad es algo más que autónoma?
Impidieron además la llegada al gobernador de la Provincia de Buenos Aires Axel Kicillof, mostrando al país que las principales autoridades provinciales no tienen ninguna importancia en CABA. Esta imagen rememora la lucha entre unitarios y federales, donde Buenos Aires era el fortín de los que detentan el poder económico, hasta que los federales llegaron con sus montoneras y ataron sus caballos a la Pirámide de Mayo. “La grieta” que ellos tanto pregonan tiene origen allí, donde el odio era regla y patrimonio de las oligarquías porteñas contra el pueblo del interior.
Por todo esto es preocupante que las fuerzas de seguridad sean poco profesionales e ideologizadas, que sean el auxilio de una clase policia-partidaria y no un brazo de la justicia, que esté en función de espiar y perseguir opositores y no de proteger a ciudadanos y ciudadanas. Todas las experiencias históricas de este tipo de polícia terminaron mal, el nazifascismo parece ser el modelo y con ellos la democracia está en peligro.