APCS por Eduardo de la Serna. Indignada repugnancia

Mostrando, una vez más, por si hiciera falta, que hagan lo que hagan, aun las máximas atrocidades, las pueden repetir una y más veces porque han logrado dominar el indignómetro, la mafia de JxC volvió a ahorcar dirigentes en la Plaza de Mayo. En símiles bolsas mortuorias, como ayer, en fusilamientos mediáticos como antier, hoy y mañana, pudimos ver que los agrogarcas, como no fueron con caballos ni vacas sino con tractores y 4×4 los excrementos residuales fueron su necrófila imaginación.

Ahorcados – por lo que puede verse en algunas fotos – fueron esta vez dirigentes políticos del oficialismo. Y, como será de esperar, la reacción no pasará de un “¡uh!”, y ¡listo! Porque ya se sabe, se puede apedrear el despacho de la presidenta del Senado y vicepresidenta de la Nación, se pueden pegar afiches en su contra, desearle la muerte en cánticos universitarios y hasta ahorcarla, pero los violentos son siempre “los otros”.

Y, entonces, un supuesto candidato podrá mostrarse desquiciado y casi ido de toda lógica, otro podrá vomitar su mala educación y agresividad, y otros saludar tractores o vender el rio, pero la hegemonía mediática logrará que lo que molesta sea siempre lo de “otros”. Y, entonces, un periodista (sic) independiente (sic) se casará en un haras (¡a confesión de parte…!) y en su mesa estará sentado el ex presidente (ese que puede viajar cuando quiere porque está prohibido hacerlo sólo si sos del otro grupo)… Y nada estará en cuestión. La indignación “¡te la debo!”

La cosa es indignarse si la calle la cortan pobres, porque si lo hacen tractores es de otra categoría. Y los ahorcados, bien ahorcados están… porque eso de “salvar las dos vidas” solo vale para otros casos.

Es decir: ¡qué asco!