APCS por Jorge Colmán. El Papa y la muerte, un recuerdo de la dictadura cívico-militar
En una nota del «Confidencial» del 28 de febrero de 2021 analiza los momentos donde la muerte lo tocó de cerca, una de ellas relativo a una operación por un cáncer y otro en los duros trances de la dictadura cívico militar.
Los miedos a la muerte fueron acompañados por la fe. Bergoglio fue el superior de la Orden de los Jesuitas y vivió en San Miguel (Partido de General Sarmiento) durante la dictadura Cívico Militar. Uno de los secuestros lo afecto fuertemente, la de los sacerdotes Jalics y Yorio, quienes fueron secuestrados en un megaoperativo en la Villa 1.11.14 del Bajo Flores el 23 de mayo de 1976.
Francisco sintió un momento difícil para su vida en 1957, a los 21 años, cuando le extirparon el lóbulo superior del pulmón derecho a causa de tres quistes. «Cuando me recuperé de la anestesia, el dolor que sentía era muy intenso. No es que no estuviera preocupado, pero siempre tuve la convicción de que me recuperaría» afirmo.
Pero los dolores de la carne no serán nada cuando siendo provincial de los jesuitas, en los «días terribles» de la dictadura, tuvo que llevar a personas a la clandestinidad para sacarlas del país y «salvar sus vidas». De esta manera comenta su participación en la defensa de sus feligreses, cuando fue varias veces criticado por una supuesta inacción ante la desaparición de miembros de la iglesia católica.
En la nota del «Confidencial» el Papa busco ayuda mas allá de la fe para superar el terrorismo de estado «Tuve que enfrentarme a situaciones que no sabía cómo afrontar. Fui a ver a una señora, una gran mujer, que me había ayudado a leer unos test psicológicos para novatos. Así que, durante seis meses, la consulté una vez a la semana» destaca. La época marcada por los miedos y el terror seguramente impidieron buscar ayuda en otras personas o miembros de la iglesia.
La profesional era una psiquiatra, quien lo ayudó durante esos meses a orientarse sobre «cómo afrontar los miedos de aquella época» manifiesta refiriéndose al terrorismo de Estado. Sin hacer nombre destacó el procedimiento de salvar personas de la represión «Imagínense lo que fue transportar a una persona oculta en el coche, solo por una manta, y pasar tres controles militares en la zona de Campo de Mayo. La tensión que me generaba era enorme» recuerda.
Campo de Mayo fue el centro de la represión en la zona norte del Gran Buenos Aires y este tipo de acciones podía terminar con la tortura y muerte, sin importar si tenía sotana o no. La muerte de otros sacerdotes y obispos demostraba que nadie, ni los miembros de la iglesia, estaban a salvo de la muerte.
En la película «Los dos Papas» vemos parte de esa trama, allí Bergoglio es mostrado durante el Proceso de Reorganización Nacional como un hombre que se va transformando. La crítica a su papel aparece hasta en un tono de autocrítica, el abrazo con uno de los sacerdotes desaparecidos y torturados es una de las escenas mas emotivas del documental.
La acción hoy del Papa merece el reconocimiento también de aquellos que criticaron su acción por aquel entonces. Hoy es repudiado por el mismo sector económico que se impuso a sangre y fuego en los 70, es «zurdo» afirman, no soportan que el Papa apoye a los sectores populares de América Latina. El Papa tomó partido por los pobres y desheredados en su mandato religioso, ¿Qué esta limitado y asediado en la misma Roma?, no hay dudas.
Su legado ante la amenaza de muerte fue la fe y la vida, quizás en algún momento se sepan los nombres de aquellos que logró salvar de las garras del terror, pero ya nadie tiene duda sobre el último Bergoglio, el Papa Francisco.