APCS por Jorge P. Colmán (*) Neoproteccionismo de EEUU ¿El fin del neoliberalismo interpotencias?
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca marca un punto de inflexión en la política norteamericana a nivel internacional. Las políticas de integración NAFTA, EEUU-UE, Acuerdo del Pacífico y ALCA parecen haber quedado en un stand by o la desaparición por su no aplicación.
Estados Unidos sufre una crisis económica con deudas externas e internas que superan largamente su PBI hace bastante tiempo. La llegada de un Republicano que logró superar la interna partidaria con un candidato del stablishment y venciendo a la candidata demócrata (también del stablishment) produjo cambios que van más allá de la discusión de la distribución de recursos en la sociedad. Trump centró la responsabilidad de la crisis de los EEUU en las políticas de integración y puso a los EEUU ante un neoproteccionismo en el siglo XXI.
Esta semana Donald Trump ha impuesto aranceles al aluminio (10%) y al acero (25%) importados desde la UE, Canadá y México protegiendo su propia industria. En represalia, la Unión Europea le apuntó con aranceles a 185 productos provenientes desde los EEUU.
Estamos ante las puertas de una verdadera guerra comercial y el abandono de los acuerdos de integración de post-guerra. Aquel conflicto que tuvo origen en una batalla comercial que luego se traslado a las armas y se llevo a millones de seres humanos a la muerte y miseria.
Cabe preguntarse si este no es el fin del neoliberalismo y las integraciones económicas interpotencias, que naturalmente impactarán fuertemente en las economías de los países del tercer mundo, que no están en condiciones de resistir un proteccionismo feroz desde los países centrales.
¿Porque hablar de «neoproteccionismo»? porque si bien se protege la economía nacional hacia el tercer mundo se sigue imponiendo las ideas neoliberales para sus economías (como antes las liberales), ya sin el correlato de la integración como forma de inclusión en la economía mundial.
¿El stablisment mundial tomó nota de los cambios?. A simple vista no, los organismos multilaterales de crédito (FMI, OMC, etc.) se siguen moviendo como si nada estuviera ocurriendo en la principal potencia mundial y los buitres financieros siguen depredando países que les abren sus puertas, como es el caso del gobierno de Mauricio Macri.
La ofensiva conservadora en América Latina enfrenta hasta el límite esta situación, EEUU no genera «ayudas económicas», ni apoyos mas allá de lo discursivo. El FMI ha elevado sus exigencias y ya no presta dinero con estos países por el solo hecho de coincidir ideológicamente con ellos.
Cabe preguntarse entonces cuales son las alternativas de los gobiernos de la reacción conservadora en América Latina y las que se alineaban con las políticas de integración. México es el país que sufre más fuertemente este proceso, no es solo el muro el problema sino toda la estructura económica que se generó con el NAFTA.
Vale también preguntarse si Trump es una accidente histórico en la política norteamericana o un cambio concreto en la clase dominante de los EEUU. Los viajes presidenciales de Mauricio Macri tuvieron que cambiar las «ofrendas» económicas ante un Trump que mostró una frialdad tremenda ante un presidente latino neoliberal. Los limones y Vaca Muerta pusieron al presidente Argentino en ridículo, volvió con las manos vacías y solo el intercambio de sonrisas.
Proteccionismo, neoproteccionismo y el fin de la integración preanuncian turbulencias en la política internacional, son señales claras de que enfrentamos un mundo cada vez más hostil para los países del tercer mundo. las políticas de integración generadas en la década progresista y revolucionaria latinoamericana y creadas con fines más allá de lo estrictamente económico, están también en crisis, lo cual significa que los estados nación suramericanas están en una debilidad enorme y sin rumbo claro de donde seguir.
Los movimientos sociales, culturales y políticos protagonistas de la década pasada sufren como nunca la persecución política, pero tienen una vigencia y un acumulado social que les podría permitir volver. Una segunda oleada de estos movimientos en el gobierno, con la experiencia acumulada, profundizando los espacios de integración creados y a crear, podrían hacer frente al neoproteccionismo norteamericano y mantener a América Latina como un espacio de paz. Esta la esperanza de todos aquellos que creyeron que «otro mundo es posible» y dar vuelta esta complicada tortilla geopolítica regional y mundial.