Por Jorge Giles (*) Este 24 de Marzo de 2016 la memoria popular ganó una batalla crucial, de esas que están destinadas a hacer historia en la historia de los pueblos.
40 años después del golpe cívico militar más sangriento, 39 años después del secuestro y desaparición de Rodolfo Walsh, 100 días después de venir sufriendo el gobierno más represivo y excluyente de esta democracia conquistada en 1983, con su ola de censuras, endeudamiento externo y despidos masivos, y apenas unas horas después del intento más osado de corromper la memoria en un Parque blindado y solitario frente al mismo rio donde arrojaron los cuerpos de nuestros compatriotas desaparecidos, una multitud de pueblo respondió reventando Plaza de Mayo y sus alrededores para condenar el genocidio de ayer y su continuidad civil en el presente.
40 años después un hilo invisible y sanador reparó nuestras heridas en las cientos de miles de personas, mayoritariamente jovenes, que se hicieron presentes, en sus consignas, en sus canciones, en el texto valiente y maravilloso leido en la Plaza por Taty, Estela y los Organismo de Derechos Humanos, en el camión llevando a Hebe y a las Madres, y en la publicación que hiciera a la misma hora que llenábamos calles y plazas, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner reivindicando justamente a Walsh en su Carta Abierta a la dictadura.
Una Carta tan lejana y tan cercana a la vez.
Quizá ese mismo hilo invisible que moldea la historia de las naciones quiso unir lo escrito y leido en la Plaza, con el texto concebido por Cristina.
Lo cierto es que este pueblo dijo hoy que estamos vivos, que estamos enteros y por si quedaran dudas, en el Día Nacional de la Memoria, se juró volver.
(*) Jorge Giles: Trabajador de la educación, fue miembro de la Comisión Directiva de la CTERA, Diputado Nacional y ocupo diferentes cargos nacionales durante la última década

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