APCS-MA. Malvinas Argentinas no solo ha dado buenos músicos, también ha dado glorias deportivas que han trascendido las fronteras de la patria. Uno de ellos es el «Beto» Alonso, ídolo del Club Atletico River Plate, hombre del fútbol que gano todos los títulos que un jugador pueda lograr.
Notimalvinas publica esta nota escrita por un fanático del Beto para el deleite de todos los Malvinenses:
Volante ofensivo. Idolo de River. Fue una de las apariciones fulminantes del fútbol argentino. Norberto Osvaldo Alonso nació en los Polvorines (Bs. As.) el 4 de enero de 1953. En divisiones inferiores era puntero izquierdo, pero poco después de su debut por sus características, Didi lo ubicó en el puesto donde se consagró, como numero 10.
Más avanzada su carrera, llegó a ocupar puestos de media punta y punta. Debutó en la Primera de River en 1971 a los 18 años, promovido por Didi, en un encuentro amistoso entre River y Chaco For Ever. Este partido fue jugado en la Provincia del Chaco y terminó 2 a 1 ganando River. El debut oficial fue el 8 de agosto de 1971 contra Atlanta. El partido se jugó en Villa Crespo y el conjunto local ganó 2 a 1. El único gol Millonario lo conquistó el «Puma» Morete. Ese día arbitró el encuentro Arturo Ithurralde. River formó con: José Perez; Pellerano y Osvaldo Pérez; Dominichi, Della Savia y Laraigneé; Pignani, Juan José López, Marchetti, Daniel Onega y Alonso (Morete).
Jugador de estilo exquisito, zurdo, reunió un extraordinario conjunto de virtudes: habilidad, panorama, dominio de los efectos para una excepcional pegada, salto y cabezazo. Participaba del armado del juego y llegaba al área a definir. En 1972 se lo apodó el Pelé Blanco, segun la definición que hizo el periodista Juan De Biase (de Clarín) el día que le marcó un golazo a Santoro, de Independiente, similar en su concepción al que no pudo concretarle Pelé al uruguayo Mazurkiewicz en el Mundial de México ’70. Fue un eximio ejecutante de tiros libres, recordandose especialmente uno que le convirtió en Munich a Alemania en 1973 (Argentina le ganó 3 a 2 al equipo que un año después era campeón del mundo).
En 1975 fue fundamental para la conquista, después de 18 años, del Metropolitano y del Nacional. En 1976 fue transferido al Olympique de Marsella, Francia, donde jugó solamente 17 partidos (3 goles) y regresó a River. En su foja de títulos también figura el Mundial ’78 con la Selección, si bien no era titular en el equipo y no figuraba entre los preferidos del técnico Menotti, quien lo convocó en la última etapa preparatoria en coincidencia con una fuerte presión para incluirlo y el notable nivel que exhibía en el campeonato local. A partir de ahi no paró nunca de ganar campeonatos. En ese período hubo una interrupción, cuando se rebeló porque el técnico Alfredo Di Stefano no lo puso en la final del ’81 contra Ferro. La hinchada de River, mientras el equipo daba la vuelta olímpica, coreaba el clásíco «Aloooonso», respaldando al ídolo en conflicto. En los días siguiantes, el Beto planteó la altarnativa: «el técnico o yo». Y en 1982 pasó a Vélez.
En el equipo de Liniers jugó 73 partidos y convirtió 16 goles (uno de ellos a River), hasta el fin de 1983, cuando retornó al club millonario. En el año 1986, luego de dar la vuelta olímpica una vez más con River, esta vez en la misma cancha de Boca en una jornada memorable con una victoria millonaria con 2 goles suyos, se consagró Campeón de la Copa Libertadores de América, convirtiendo un gol en la final al América de Cali. La coronación de su carrera fue el título Intercontinental que logró en diciembre del ’86 en Japón, frente al Steaua Bucarest de Rumania, cuando colocó el pase gol con el que Antonio Alzamendi selló el resultado de 1 a O.
Se retiró en el momento cumbre de su carrera luego de haber ganado todos los títulos posibles para un jugador, en el año 1987, realizando una magnífica despedida-homenaje ante una multitud que colmó el Estadio Monumental recibiendo jugadores invitados que actuaban en el exterior como el «Príncipe» Enzo Francescoli y el «Pelado» Ramón Díaz. Es el sexto jugador con más partidos disputados y el quinto goleador en la historia del Club Atlético River Plate.
En el año 1989 volvió a la escena riverplatense al asumir como Mánager de Fútbol colaborando en parte con la obtención del primer campeonato de la década del ’90 con Daniel Passarella como técnico. En la actualidad, uno de sus mayores anhelos, sería guiar los destinos del Club Atlético River Plate desde la presidencia de la Institución.
